viernes, 28 de enero de 2011

Mutila el amor.

Empezar a escribir es un arte, pero más artístico es que te lean.
Que asco, empecé ésta nota como un comercial de "Multinacional de seguros", déjense de vainas.
Mis manos mutilan las ganas de escribir, seguidamente, palabras conocidas por el vocablo juvenil. Pero mi cabeza solo quiere que estas manos escriban algo preciso. Es algo así como: -Mujer, te quiero para mí- 

Aunque ya esto me parece injusto. Muchas palabras sin sentidos en tan pocas líneas de expresión «No me refiero al rostro, me refiero a lo escrito anteriormente» sigo escribiendo para ti, pero ésta vez, mentalmente. Entiende, -Yo- estoy hecho para ti. Pero -Tú- estás hecha para el mundo, yo no soy el mundo.

Dame una razón. O dame la razón, dime que es así, pero juega a esto, hazlo mentalmente y no me lo digas. Solo quiero que seas -Ésa, la que me diga, yo también lo deseo así, cuando te diga «Mi resto de vida, lo quiero a tu lado»

Que imposible, al fin, son palabras que se borran con un botón al modo de la antigua.